Para lanzarse a la auténtica aventura,
conviene enterrar en parte
Pensar en el futuro era un obstáculo
en los momentos de peligro,
pues si tenemos en cuenta el volumen real
de riesgo que acarrean nuestros actos
nunca podríamos actuar.
Estaríamos paralizados por el temor
y nuestra energía se vería disminuida
por la continua preocupación
de que lo peor puede suceder.
la de aquellos irresponsables
que se lanzan sin pensarlo dos veces
a las situaciones más peligrosas
sin tener ni idea de las consecuencias,
habiendo sufrido en sus carnes
deciden asumir de nuevo el riesgo.
La fortuna sonríe a los audaces,
pero no a los kamikazes
(cuidado con lo que haces)
La noche en vela
Bajo la luz mortecina de una vela,
alimentaba mi insomnio con especulaciones
sobre lo maravilloso que sería conseguir
alimentaba mi insomnio con especulaciones
sobre lo maravilloso que sería conseguir
algo profundamente deseado,
pero que parece a priori inalcanzable.
Recordaba, cuando estuve en el hospital,
con que impaciencia, con que ansiedad
esperaba la total recuperación.
Poder salir a la calle, moverse, correr,
ver a los amigos, beber, comer,
hacer el amor... sería genial.
Luego, al volver la salud,
todo volvió a ser rutinario.
Todo lo deseado ardientemente
durante la inmovilidad hospitalaria
volvió a estar al alcance de la mano,
y para disfrutarlo realmente
era necesario compararlo
continuamente con la anterior carencia.
Sí, seguía dando vueltas y más vueltas
en el incómodo colchón,
deseando poder dormirme
y tener un bonito sueño inalcanzable....